martes, 21 de octubre de 2008

¡LA CANASTA VACIA!




La esposa del Faraón de Egipto había perdido muchos hijos en su vientre...

Este parto, seguramente, era su última oportunidad para darle un heredero
al Faraón.

Rodeada de médicos y sirvientas el dolor de su vientre fue en aumento
hasta que explotó en un grito de dolor liberador y, simultáneamente a su
muerte dio un parto de cinco hijos, cuatro de ellos varones y una niña.

El Faraón crió con amor y dedicación a sus hijos, dándoles la educación de
futuros gobernantes a los varones y de princesa a la hija.

Pasados los años y crecidos sus hijos, el Faraón se enfrentó al dilema de
escoger a su sucesor.

Dado que todos habían nacido en el mismo parto, no había un primogénito a
quién el derecho le correspondiese naturalmente.

Consultó con el Consejo de Ancianos:

- 'Qué debo hacer ?, Cómo elegir a mi sucesor ?, Quizás deba dividir el
Imperio en cuatro reinos para ser justo con todos ellos ?'

Los sabios respondieron:

- 'No su majestad, dividir el Imperio implica debilitarlo y ello acarreará
su destrucción, además, usted tuvo cinco hijos y sería injusto con su hija.

Lo mejor es hacer un Concurso entre ellos y el que traiga el Proyecto que
más beneficie a Egipto, ese sea el escogido'

Satisfecho con la sabiduría del consejo recibido, el Faraón citó a sus
hijos -incluida la hija- y les dijo:

- 'Tienen seis meses para plantear el Proyecto más beneficioso para
Egipto, quién así lo haga será elegido mi sucesor'

En ese mismo instante los cuatro varones se miraron suspicaces, surgiendo
por primera vez entre ellos el recelo, el temor y quizás, hasta el odio
mismo.

Seis meses después los cinco hijos se congregaron en el Salón del Faraón
portando los varones gran cantidad de maquetas y planos y la hija una
canasta vacía.

El Faraón escuchó por turno los Proyectos...cada cual superaba al
anterior: Que un Sistema de Caminos para el Reino, Que un Sistema de
Canales de Riego, Que un Sistema de Silos para las Cosechas, Que un
Sistema de Puertos para el comercio...era difícil pensar en uno que
superase en beneficios al otro.

La discusión para analizar el valor de cada uno, sin duda sería ardua,
problemática y difícil.

Sin embargo, al llegar el turno a la hija ésta mostró su canasta vacía y
dijo:

- 'Padre, yo traigo una canasta vacía que hoy vale tanto como las maquetas
que has visto. Nadie puede decir qué obra es la mejor hasta no verla hecha
y, para ese entonces el contenido de mi canasta podría superar en valor a
cualquiera de ellos.'

Todos quedaron sorprendidos por el enunciado, pero el Faraón y el Consejo
de Sabios estuvieron de acuerdo en que discutir el valor de los Proyectos
no tenía más sentido que discutir el valor del contenido de una canasta
vacía.

Entonces la solución fue obvia: los recursos del reino se afectarían al
desarrollo de los Proyectos durante dos años y, al cabo de ese tiempo se
analizaría el beneficio real de cada obra para el Reino.

Pasaron los dos años de febril actividad y llegó el momento de presentarse
al Salón del Trono.

Cada uno de los hijos venía orgulloso con gran cantidad de documentos y
asesores para demostrar que su obra había sido la más beneficiosa al
Reino...y la hija llegó con su canasta vacía...

A su turno cada hijo expuso el valor de las obras hechas: de cómo ahora el
sistema de riego había aumentado las cosechas, de cómo ahora el sistema de
caminos permitían que esas cosechas llegasen hasta el último rincón del
Reino, de cómo ahora el sistema de silos permitía almacenarlas de modo
limpio y seguro, de cómo ahora los nuevos puertos eran fuente de comercio
y prosperidad.

Al llegar el turno de la hija, esta señaló su canasta y dijo:

- 'Padre, tal como lo anuncié, el tiempo me permitiría dar valor al
contenido de esta canasta...ahora lo ves, gracias a mi canasta vacía el
Reino tiene canales, caminos, silos y puertos...sin ella sólo hubiésemos
tenido Proyectos y una larga discusión para ver cual era el mejor sin que
nunca ocurriese nada...'

Los cuatro hermanos se dieron vuelta sorprendidos y azorados y, tras un
momento de vacilación se arrodillaron frente a su hermana...

... Y así Egipto tuvo su primera Emperatriz....'

Creo que nuestros gobernantes y funcionarios deberían recibir en el acto
de asunción una canasta vacía y una copia de este cuento.



Adaptación libre y resumida del Cuento 'La Canasta Vacía', escrito por la
Dra. Ana María Aguado, ganadora del Concurso de Cuentos 1998 del Colegio
Público de Abogados de Buenos Aires y publicado en la Revista del Colegio
de Abogados de Capital (Buenos Aires, Argentina) de Noviembre de 1998


-SALUDOS-

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